martes, 9 de abril de 2013

CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA


El Sol calienta la totalidad de la Tierra, pero la distribución del calor a lo largo de la superficie terrestre no es homogénea: las regiones ecuatoriales y tropicales reciben mucha más energía solar que las latitudes medias y las regiones polares.
La radiación que reciben los trópicos es mayor de la son capaces de emitir, mientras que las zonas polares emiten más radiación de la que reciben. Si no hubiera transferencia de calor entre los trópicos y las regiones polares, los trópicos se calentarían más y más, y los polos  estarían cada vez más fríos. Este desequilibrio de calor latitudinal es el origen de la circulación  de la atmósfera y los océanos: la energía calorífica se redistribuye desde las regiones más cálidas hasta las más frías por medio de la circulación del aire (60%) y las corrientes oceánicas (40%).
Una forma de llevar a cabo la transferencia de calor desde el ecuador hasta los polos consiste en una única célula de circulación que sube desde los trópicos hacia los polos, y desciende desde los polos y hacia el ecuador en la superficie. Este es el modelo de circulación de una célula, propuesto por primera vez por Hadley en el 1700.
Como la Tierra rota, el eje está inclinado y hay más masas de tierra en el hemisferio norte que en el hemisferio sur, el patrón gobal actual es mucho más complicado. En lugar de un modelo de una célula, la circulación global consiste en un modelo de tres células tanto para el hemisferio norte como para el sur. Estas tres células son las célula tropical (que se conocen también como célula Hadley), la célula de latitud media y la célula polar.   




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